Cada gota de sudor derramada en
el camino vale la pena, el Cerro de la Memoria es mucho más que una elevación
de tierra, hace latir nuestros corazones y nuestros cuerpos vibrar, incluso a
kilómetros de distancia al anunciarnos que estamos llegando a nuestro hogar, la ciudad de los vientos
con olor a caña y donde las palmas
tocan el cielo.
“¿Cuánto falta?”, “¡Está muy
fuerte el sol!”, “¿Por qué hace tanto calor?” son algunas de las frases más
comunes mencionadas por quienes suben el icónico Cerro de la Memoria por
primera vez.
Para muchos el llegar a la cima
del emblema de la ciudad es difícil, y puede llegar a ser todo un reto, pero no
cabe duda que es una experiencia que ningún visitante puede perderse.
Una vez arriba vuelves a la vida, el aire es fresquísimo y recuperas el aliento pronto, las vistas son impresionantes; por una lado puedes ver las siembras custodiadas por la Virgen del Valle, somos una tierra fértil, por ello, podrás apreciar diversos tonos en los cultivos, desde el verde más intenso hasta el amarillo del trigo. Por otra parte tienes toda la ciudad frente a tus ojos, y es en ese momento en el cual las frases cambian “¿Qué es ese lugar? (y apuntan)”, “¡Qué bonito!”, “Aquí me quiero quedar”, comentan, son las más recitadas.
Por supuesto no te puedes ir sin la foto del recuerdo, ya sea una selfie o en grupo, Los Mochis es tu mejor paisaje, ¡relájate! no importa si te despeinas, con ese fondo todos salimos bien, si no nos crees mira…
#TipMochis
organiza tu tiempo para presenciar algún amanecer y atardecer desde arriba, no
te arrepentirás!
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